Larry Ellison volvió a ocupar titulares este año cuando, por un breve período, superó a Elon Musk y se convirtió en la persona más rica del mundo, con un patrimonio estimado en 400.000 millones de dólares. Para muchos, fue apenas otro movimiento en el ranking de los ultrarricos. Pero para quienes intentan entender cómo se construye riqueza de manera sostenible, su caso revela algo más profundo: una estrategia basada en infraestructura, propiedad e influencia, tres capas silenciosas pero decisivas del capitalismo tecnológico.

A diferencia de otros magnates asociados a productos de consumo, modas tecnológicas o apuestas especulativas, Ellison construyó su fortuna en los cimientos del sistema. Su historia no trata de perseguir tendencias, sino de diseñar y controlar aquello que vuelve posibles las tendencias.

Los negocios invisibles que sostienen a la inteligencia artificial

El ascenso reciente de Oracle está directamente ligado a su rol en la infraestructura que sostiene a la inteligencia artificial. Mientras el público se deslumbra con los modelos más avanzados o las últimas aplicaciones, Oracle provee la capacidad informática a escala industrial que compañías como OpenAI o xAI (de Elon Musk) necesitan para operar.

Es lo que muchos llaman la arquitectura oculta de la economía digital. Son las tuberías, no los grifos. Las bases sobre las que innovan otros.

En ese sentido, Oracle sigue una lógica similar a la de NVIDIA, cuyos chips se volvieron el motor del entrenamiento de modelos de IA. La empresa de Ellison alquila clústeres completos que serían imposibles —o antieconómicos— de construir para la mayoría de las compañías. No es un negocio vistoso, pero es uno que permanece.

El mensaje es directo:
el verdadero valor a largo plazo suele encontrarse en las capas estructurales, no en los productos del momento. Sectores como logística, infraestructura de datos, energía o salud pueden parecer menos glamorosos, pero suelen ofrecer ganancias más resilientes y menos volátiles.

Convicción y estructura: la estrategia silenciosa que multiplicó su patrimonio

La riqueza de Ellison no se explica solo por la evolución del negocio. También se explica por cómo organizó la propiedad.

El fundador mantiene más del 40% de Oracle, una cifra excepcional para una compañía global de casi cinco décadas. ¿Cómo lo logró? Con un programa de recompra de acciones extremadamente agresivo, financiado en gran parte con deuda corporativa. Cada recompra aumentó gradualmente su participación y lo expuso de manera directa al destino de la empresa.

Esa concentración tiene sus riesgos: su patrimonio puede variar miles de millones en un solo día bursátil. Pero también muestra algo que pocas veces se imita: permanecer firme durante décadas, incluso cuando el mercado o los analistas dudaban del futuro de Oracle.

Para emprendedores y familias con patrimonio, la lección no es evitar la diversificación, sino comprender cómo la estructura accionaria afecta el largo plazo. La concentración puede funcionar cuando existe:

  • gobernanza sólida
  • planificación de liquidez
  • conocimiento profundo de la industria
  • disciplina para tolerar la volatilidad

La convicción, bien diseñada, es una estrategia y no una apuesta emocional.

Influencia: el capital que no aparece en los balances

El poder de Ellison no termina en Oracle. Su figura se extiende a la política internacional, las relaciones empresariales y la cultura. Controla casi toda la isla de Lanai, en Hawái, y su familia participa activamente en acuerdos como el de Skydance–Paramount (una alianza estratégica que busca revitalizar el estudio Paramount a través de una fusión y un cambio en el liderazgo creativo y financiero).

En su caso, la influencia opera como un multiplicador: conecta capital con reputación, y reputación con acceso. Es un ejemplo extremo, pero útil para entender cómo funcionan hoy muchas family offices (estructuras privadas que se encargan de gestionar el patrimonio completo de una familia adinerada). La red de relaciones, la capacidad de abrir puertas y la narrativa pública son parte del activo.

Pero esto también implica riesgo: un daño reputacional puede destruir valor más rápido que un mal trimestre financiero. En un mundo polarizado y veloz, la influencia no es un accesorio; es un activo estratégico.

El dividendo de la paciencia

Ellison fundó Oracle en 1977. Desde entonces, atravesó:

  • crisis económicas
  • cambios tecnológicos profundos
  • períodos en los que la empresa fue considerada “lenta” o “irrelevante”
  • competencia feroz, especialmente en la nube

Varias veces la industria la dio por muerta. Sin embargo, casi cincuenta años después, Oracle es un jugador central en la carrera de la inteligencia artificial. El verdadero valor de la historia de Larry Ellison no está en el tamaño de su fortuna, sino en el camino que recorrió para construirla.

Ese recorrido es similar al proceso de construcción de riqueza generacional: no se logra en cinco años, sino en ciclos largos, donde la paciencia se vuelve un activo y no una debilidad.

La verdadera lección para la era de la IA

El modelo de Ellison no es una receta universal. Su nivel de concentración es extremo, y su forma de ejercer influencia no siempre genera consenso. Pero su historia sirve para entender un punto clave:

La riqueza se construye por capas.

  1. Infraestructura: invertir donde se construyen las bases.
  2. Propiedad estructural: mantener convicción respaldada por diseño y gobernanza.
  3. Influencia: cuidar la reputación y la red con el mismo rigor que el capital financiero.

Para quienes administran patrimonio —y para emprendedores que construyen compañías desde cero—, la clave está en identificar dónde está el valor que perdura, dónde su conocimiento aporta una ventaja real y qué estructuras pueden sostener el crecimiento a largo plazo.

Qué podemos aprender

  • Construí sobre lo que permanece.
    Los titulares cambian; la infraestructura no. Pensá en sectores que siguen siendo relevantes después de cada ciclo tecnológico.
  • La propiedad importa. Mucho.
    Cómo estructurás tu participación define tu libertad, tu riesgo y el potencial de tu riqueza futura.
  • La influencia es un activo estratégico.
    Tu reputación, relaciones y narrativa pueden generar oportunidades que el capital por sí solo no consigue.
  • La paciencia es una ventaja competitiva.
    Los ganadores no se definen solo por innovación, sino por resistencia y disciplina frente a la volatilidad.

Reflexión final

La historia de Larry Ellison muestra que las transformaciones más profundas del capitalismo no ocurren en los productos que usamos, sino en las capas ocultas que los hacen posibles. Su caso es un recordatorio de que jugar el juego largo —invertir donde otros no miran, mantener convicción estructural y cultivar influencia responsablemente— puede generar resultados que trascienden generaciones.

En un mundo obsesionado por lo inmediato, entender y operar en esas capas puede ser la diferencia entre proteger un patrimonio y dejar un legado.

Compartir

Escrito por