En 2019, cinco primos de la familia Ribatto Crespo se reunieron en un asado y comenzaron a imaginar un negocio que uniera dos pasiones compartidas: el diseño y el espíritu emprendedor. Aquella charla fue el punto de partida de AltoRancho, una empresa argentina de muebles, decoración e iluminación que hoy emplea a más de 120 personas y proyecta facturar USD 10 millones en 2025.
Su modelo combina producción nacional con productos importados, una fórmula que les permitió ofrecer diseño, calidad y entrega inmediata en un mercado donde los tiempos de espera suelen ser el principal obstáculo.
Una historia familiar con ADN emprendedor
La inspiración no surgió de la nada. Los fundadores de AltoRancho crecieron observando a sus padres, tres hermanos que crearon Hawk Helmets, una empresa líder en el rubro de cascos y repuestos de motos. Ese entorno marcó su forma de entender los negocios y de enfrentar los desafíos.

“Al venir de una familia emprendedora, las barreras en el ámbito de los negocios tienden a verse con menos peso”, explicó Valentina Ribatto Crespo, socia y responsable de Recursos Humanos. “Si se quiere desarrollar algo, buscamos la manera de concretarlo. Los obstáculos se viven como parte del proyecto y no como límites definitivos”.
Esa mentalidad fue clave para que el proyecto creciera en un contexto complejo como el argentino, donde los cambios económicos y las políticas comerciales pueden modificar las reglas del juego de un año a otro.
Diseño, industria y velocidad
En su planta de Béccar, AltoRancho logró resolver uno de los mayores desafíos del sector: ofrecer productos de diseño y buena calidad con entrega inmediata. En lugar de depender de los largos plazos habituales —que suelen ir de 45 a 90 días—, la empresa apostó por mantener stock disponible y escalar la producción sin perder el toque artesanal.
“Encontramos un punto de equilibrio entre diseño, calidad y rapidez”, aseguró Joaquín Ribatto Crespo, gerente de Producción. “Estandarizamos procesos para aumentar el volumen, pero conservando la sensación de una pieza singular, diferente a un mueble genérico de melamina”.
Con más de 50.000 productos fabricados y 200.000 vendidos, la compañía se consolidó como una de las pymes de diseño más dinámicas del país. Este año ya superó los 80.000 productos importados, entre los que destacan los veladores led inalámbricos, uno de los artículos más demandados por su diseño y funcionalidad.
Adaptarse para seguir creciendo
La flexibilidad fue otro de los pilares del crecimiento. “Nos desarrollamos en un país marcado por la inestabilidad”, contó Santiago Ribatto Crespo, responsable de Ventas y Marketing. “Esa realidad nos enseñó a adaptarnos y a construir una estructura capaz de responder a cualquier coyuntura”.
Esa capacidad de adaptación se refleja también en la diversificación del negocio: además de su fábrica, AltoRancho cuenta con locales en Nordelta, Las Lomas de San Isidro y Belgrano, y un e-commerce que complementa su presencia nacional.
Una nueva etapa: el desembarco en Belgrano
En octubre de 2025, la empresa inauguró su tercer local, ubicado sobre Av. del Libertador 5926, con una inversión de USD 100.000. La apertura reunió a más de 100 invitados, entre ellos diseñadores y figuras del espectáculo, y marcó el ingreso oficial de AltoRancho en la Ciudad de Buenos Aires.










Evento de inauguración del nuevo local de AltoRancho.
“El nuevo espacio refleja lo que somos: una marca que crece sin perder su esencia familiar y artesana”, explicó Santiago durante el evento. Por su parte, Lucila Ribatto Crespo, gerenta de Desarrollo de Producto, destacó: “Belgrano es un punto clave porque nos acerca a un público que valora el diseño argentino y la calidad hecha con identidad”.
La tienda está inspirada en la campaña “Amore di Summer”, que celebra la creatividad y el color a través de tres líneas: Marine, Earthy y Eclectic Blend, combinando lo mediterráneo, lo natural y lo vibrante.
Emprender en familia
Más allá de los números, el mayor activo de AltoRancho es la confianza entre sus socios. “Creemos que trabajar en familia siempre es un factor favorable”, aseguró Pedro Ribatto Crespo, jefe de Logística y Ventas Mayoristas. “En nuestro caso, siempre tuvimos buena relación y valores compartidos. La confianza ciega de conocerse de toda la vida hace que el trabajo sea más simple”.

Esa unión permitió mantener un crecimiento constante, incluso en contextos desafiantes. Hoy, AltoRancho representa una nueva generación de empresas familiares argentinas que logran profesionalizarse sin perder su esencia, combinando tradición, diseño y una mentalidad emprendedora moderna.
El futuro de AltoRancho
Con más de 120 empleados, tres locales y una facturación proyectada de 10 millones de dólares, AltoRancho se consolida como un ejemplo de cómo una idea familiar puede transformarse en un modelo de negocio escalable y sostenible.
Su historia demuestra que en Argentina —aun con sus altibajos— hay espacio para quienes apuestan al trabajo, la innovación y la creatividad.
