En una conversación en la AI Startup School de San Francisco, Elon Musk recordó los inicios de su carrera emprendedora y explicó cómo su primer proyecto nació de la curiosidad y la intención de aportar valor, más que del deseo de grandeza.
“No pensaba que iba a construir algo grande”, reconoció. “Solo quería intentar hacer algo útil. No creía que fuera a tener éxito, pero quería al menos intentarlo”.
De Stanford a internet
En 1995, Musk se enfrentaba a una decisión clave: continuar con su doctorado en Stanford, investigando ultracondensadores para vehículos eléctricos, o abandonar el camino académico y lanzarse a crear algo en un terreno prácticamente desconocido: internet.
“Le dije a mi profesor si podía aplazar un trimestre mi doctorado, porque probablemente iba a fracasar y tendría que volver a la universidad”, recordó. “Él me dijo: ‘probablemente esta sea la última conversación que tengamos’, y tenía razón”.
En lugar de observar desde afuera, Musk decidió ayudar a construir la red. “Podía hacer un doctorado y ver cómo otros construían internet, o intentar hacerlo yo en una pequeña parte”, explicó. Esa elección cambió su vida.
Los inicios de Zip2
Así nació Zip2, su primera empresa. Musk escribió personalmente gran parte del código: “Fue básicamente el primer —o uno de los primeros— mapas, direcciones y páginas amarillas en internet”.
Por falta de recursos, él y su hermano Kimbal dormían en la oficina. “El alquiler era de 500 dólares al mes, así que simplemente dormíamos ahí y nos duchábamos en el YMCA”, contó entre risas. Incluso llegó a perforar el piso de la oficina para conectar un cable directamente al proveedor de internet del piso inferior, porque no podía pagar una línea dedicada.
Zip2 terminó siendo adquirida por Compaq por alrededor de 300 millones de dólares, un monto enorme para la época. Sin embargo, más allá del dinero, lo que Musk valora de esa experiencia son las lecciones que moldearon su visión como emprendedor.
“Solo quería hacer algo útil en internet”, reflexionó. “Podía intentar y fracasar, y luego volver a estudiar. Pero si nunca lo intentaba, me iba a quedar mirando cómo otros construían el futuro”.
Una mentalidad que marcó el camino
De esa primera decisión saldría la filosofía que define su carrera: apostar por lo difícil, aprender del fracaso y construir lo que todavía no existe. Desde Zip2 hasta SpaceX, Tesla, Neuralink y xAI, Musk no partió buscando fama o grandeza, sino propósito.
Su historia es un recordatorio poderoso para los emprendedores: no se trata de predecir el éxito, sino de animarse a construir algo que tenga sentido, incluso cuando las probabilidades parezcan mínimas.