En un país donde el golf aún se percibe como un deporte elitista y poco accesible, cuatro emprendedores decidieron desafiar el statu quo con una propuesta única: Shank Box, un simulador de golf que fusiona tecnología, deporte y entretenimiento, con un formato fijo y también móvil que literalmente lleva el golf a cualquier parte.
Una idea nacida del fanatismo y el espíritu emprendedor
Nicolás Spitale, cofundador de Shank Box, cuenta que el proyecto nació de la combinación de dos pasiones compartidas con sus socios: el golf y el emprendedurismo. “Somos cuatro los que nos embarcamos en este proyecto (Facu, Gasti, Guido y yo). El fanatismo por el deporte y la constante mente emprendedora se alinearon para detectar esta oportunidad y lanzarnos con toda”, relata.
Spitale tiene una larga trayectoria emprendedora en otros rubros, y actualmente también lidera Boina, una agencia de marketing. “Todo sirve como experiencia, se gana o se aprende. Y siempre se aprende más”, reflexiona sobre su camino.
Tecnología, realismo y golf en cualquier lugar
Shank Box se define como “una experiencia deportiva innovadora que fusiona golf, tecnología y entretenimiento social”. Sus simuladores utilizan tracking systems de marcas reconocidas internacionalmente, que permiten recrear campos de golf reales con un altísimo nivel de realismo, “permitiendo jugar desde cualquier lugar, un campo de golf reconocido mundialmente”, explica Spitale.

Pero lo más disruptivo es su versión móvil: un simulador montado en un tráiler que se puede trasladar a eventos, empresas o activaciones de marca. “Ya estábamos innovando con Shank Box, pero desde el inicio queríamos un producto aún más innovador. Que sea único, difícil de replicar y apuntado a otro público, el de las marcas”, cuenta. Esta propuesta ha sido bien recibida incluso por personas que nunca antes habían jugado al golf: “Es una puerta de ingreso a un deporte que por ahí está visto como muy elitista o inalcanzable. De esta manera se hace accesible para cualquiera”.
Un modelo de negocio con visión internacional
Shank Box ya está presente en Córdoba y en el Córdoba Golf Club, y planea abrir una nueva sede en República Dominicana. Además, reciben consultas de otras provincias para replicar el modelo. “Queremos que haya un Shank Box en cada punto del país y en cada campo de golf”, cuenta entusiasmado Spitale. El gran desafío para la expansión internacional, admite, es encontrar socios estratégicos locales que compartan la pasión por el deporte y mantengan la esencia del proyecto.
“Queremos brindar la misma calidad de servicio sin importar en qué lugar estemos, y para eso necesitamos encontrar personas enamoradas del deporte como nosotros”.



Innovar desde Córdoba para el mundo
La ciudad de Córdoba, con un ecosistema emprendedor pujante, ha sido terreno fértil para el proyecto. “Lo bueno es que el público es receptivo a las nuevas propuestas. Se animan y prueban todo. El desafío es retenerlos”, dice el cofundador.
Para quienes estén pensando en emprender en industrias deportivas o tradicionales, Spitale tiene un consejo claro: “Hay que animarse y lanzarse. Armar un equipo sólido es fundamental. Nadie empieza nada con experiencia, se va ganando en el camino”.
El futuro: más tecnología, más puntos de contacto
En el horizonte de Shank Box está la expansión territorial, pero también tecnológica. Ya cuentan con inteligencia artificial en los simuladores y están evaluando incorporar sistemas de autogestión para que cada jugador pueda controlar su experiencia sin asistencia. “En cinco años me imagino ver a Shank Box replicado en diferentes partes del país. No solo como negocio independiente, sino también en clubes de golf”, anticipa Spitale.
¿El sueño más ambicioso? “A largo plazo nos ilusionamos con estar presentes en aeropuertos internacionales”. Una forma más de acercar el golf, y la innovación argentina, a todo el mundo.